Tejido Epitelial.
El tejido epitelial, como hemos estudiado se diferencia en epitelios de cubierta y
revestimiento y en epitelio glandular.
Las membranas de cubierta y revestimiento por la organización que tienen sus
células son tejidos limitantes, ya que pueden formar verdaderas barreras
celulares.
Las variaciones en el número de capas, formas celulares, especializaciones y
otras estructuras presentes en los diferentes tipos de epitelios, se
corresponden con los requerimientos funcionales y con una amplia gama de
fuerzas físicas y químicas, a las que están sometidas las superficies epiteliales.
Sus funciones principales son protección, absorción, secreción e intercambio.
Para cumplimentar la función protectora, se requiere un epitelio que presente
varias capas, o sea, un epitelio de tipo estratificado, ya que esos son epitelios
difíciles de atravesar por gérmenes patógenos y también son más resistentes al
desgaste. Así veremos que la piel, por ser un órgano tan expuesto al medio
externo, va a presentar un epitelio estratificado plano queratinizado. Sin
embargo, los epitelios simples cumplimentan funciones muy diferentes.
Los epitelios adaptados para el intercambio, tanto de líquido como de gases,
son epitelios simples planos, cuyas células presentan poco citoplasma: por
ejemplo, el epitelio simple plano de los alvéolos pulmonares, donde se lleva a
cabo un rápido intercambio de O2 y CO2, y el epitelio simple plano del asa de
Henle en el riñón, donde se efectúa la reabsorción de líquido del filtrado.
La absorción, por su parte, trae como resultado el desarrollo de
microvellosidades, que aumentan la superficie de la membrana plasmática y la
altura de la célula, por lo cual, los epitelios absortivos como el del intestino
delgado, son de tipo cilíndrico.
Por último, el epitelio de transición, dadas sus características morfológicas,
está adaptado para resistir la distensión, la hipertonicidad y la especial
composición de la orina.
La función secretora implica un mayor desarrollo de los organitos
citoplasmáticos, lo cual se corresponde con un incremento en la masa
protoplasmática de las células.
Las células secretoras de proteína, por ejemplo, presentan abundante RER,
aparato de Golgi y gránulos secretores; son células cúbicas y en ocasiones
cilíndricas.
Los tejidos epiteliales se relacionan íntimamente con el tejido conjuntivo, del
cual dependen para el mantenimiento de sus funciones. De él reciben soporte,
sostén, nutrición, irrigación, drenaje y defensa y le aportan protección. En
general se observa entre ambos tejidos la membrana basal, que contribuye a
su unión entre ambos, y actúa como una barrera de intercambio selectivo. Las
membranas epiteliales y glándulas independientes descansan sobre una capa
de tejido conjuntivo vascularizado que recibe el nombre de lámina propia o
corion, que junto con el tejido epitelial forma las mucosas en los órganos
tubulares, que se relacionan con el exterior.
Los epitelios en general no presentan vasos sanguíneos, nutriéndose por la
difusión de las sustancias nutritivas provenientes del tejido conjuntivo que
atraviesan la membrana basal.
La inervación de los epitelios es mediante terminaciones nerviosas libres que
forman una red intraepitelial.
Las células epiteliales tienen vida limitada y se renuevan constantemente como
resultado de una actividad mitótica continua. La velocidad de renovación varía
desde 2 a 5 días en el intestino hasta más de 50 días en las glándulas
salivales.
Las células epiteliales en determinadas condiciones patológicas pueden sufrir
alteraciones reversibles y dar origen a un nuevo tipo de epitelio, este fenómeno
recibe el nombre de metaplasia. Por ejemplo en los fumadores crónicos la
acción irritante del humo produce la sustitución del epitelio seudoestratificado
de la tráquea y de los bronquios por epitelio estratificado plano. La falta de
vitamina A también produce la sustitución del epitelio de los bronquios o vejiga
por plano estratificado queratinizado.
El control de la función glandular puede ser intrínseco y extrínseco. El control
intrínseco de tipo celular es por un mecanismo genético que permite la
producción de determinada secreción.
Generalidades
Todas las superficies externas del cuerpo, así como las de las cavidades, conductos y sacos internos, se encuentran recubiertas por células a partir de la membrana basal del ectodermo y el endodermo, conocidas de manera general como células epiteliales, epitelio o tejido epitelial. Este tejido se integra con una o varias capas de células y es avascular (no contiene vasos sanguíneos), pero crece sobre un tejido conectivo subyacente rico en vasos, al cual se une mediante una capa de sostén extracelular denominada membrana basal .Con frecuencia, el tejido conectivo forma evaginaciones denominadas papilas; es esta relación la que explica el nombre (del griego epi, sobre; theleo, papila).
Características del epitelio
Cohesión celular
Uniones estrechas
Crean una barrera de impermeabilidad impidiendo el libre flujo de sustancias entre células.
Zonula adherens
Unen los citoesqueletos de actina de células adyacentes.
Desmosomas
Unen los citoesqueletos de filamentos intermedios de células adyacentes.
Presencia de lámina basal
Los epitelios están sujetos a una membrana basal, compuesta de una lámina lúcida y lámina densa que forman la lámina basal, y esta lo tapiza en toda su longitud basal y lo separa del tejido conectivo. La lámina lúcida está compuesta de un material electrodenso. La lámina densa tiene un espesor entre 50 a 80 nanómetros. Está formada por una asociación de colágeno tipo IV con glucoproteínas. La lámina densa no es visible al microscopio óptico, aunque la membrana basal sí con coloraciones de PAS y plata. La lámina basal descansa sobre una lámina reticular de fibras de colágeno tipo I y III. La unión entre las células epiteliales y la lámina basal se da gracias a los hemidesmosomas, la unión de la lámina basal y la lámina reticular se realiza por medio del colágeno tipo XII .
No hay comentarios.:
Publicar un comentario